Siente una congoja en la garganta.
Esta vez no va a llorar.
Prefiere los charcos de la lluvia.
Chapotear
mojarse los zapatos
que la mires desdibujada en la lejanía.
Un sueño.
Quizá derrame alguna lágrima.
Puede que sólo sean gotas que salpican su cara.
Se ilusionó con ser fuerte,
aunque el deseo a veces
juega malas pasadas.
Y dar las cosas por hecho las deshace.
En lágrimas.