Hace unos días me presentaron a una mujer con varios hijos.
Yo vi a dos de ellos y estaban tristes.
La situación de la familia no es buena,
mejor dicho es mala.
Como tantos millones de personas …
Me dio mucha pena.
Pasan los días y continúan dentro de mi cabeza.
Capitalismo vil … Hasta cuando?
La exclusión social que este sistema aboca a algunas personas
– y cualquiera podemos ser los otros-
es indigno e impropio de una especie que presume de ser ‘pensante’.
Ya no quiero pensar.
No quiero.
Me gustaría ir a la Revolución
pero soy demasiado cobarde.