A veces,
alguna persona que me conoce un poco
me dice ‘payasa’.
Sonrío y me lo tomo a bien.
La persona me aclara que
me lo dice con buena intención.
Entonces supongo:
«Estás de suerte” Le digo
Es una liberación para ti
llamarme payasa
y que me siente bien.
Así somos las payasas
y los payasos.